VIENA ECOLOGICA



    Bueno, aquí vamos de nuevo. Salí rápidamente de órbita en vista de un viaje planeado con prisa. Viena de nuevo. Desde la primera vez que visité esa ciudad en el 2003 quedé impactada con el compromiso que tienen con la naturaleza, con nuestro planeta común. No necesité entrevistar a políticos, ministros o miembros de la ONU para saberlo. Bastó echarle una miradita fugaz y distraída. Viena es hermosa, anacrónica, cosmopolita; donde la modernidad se disuelve en el antiguo y real escenario de calles empedradas, palacios y solemnes teatros: En esta esquina el Palacio de la Opera, y en aquella otra, una cuadra más allá, Starbucks Coffee.

    Debo confesar que siento gran admiración por la afición que tienen los europeos a la bicicleta, ya que las personas se mantienen en perfecto estado físico al tiempo que se generan menos gases de efecto invernadero. Salud para nosotros, salud para el planeta. Viena no es la excepción, sus gobernantes han realizado ajustes para facilitar su uso. Existen amplios estacionamientos de bicicletas cerca de las estaciones del metro, esto es porque te permiten entrar en el vagón con la bici en mano. Por supuesto para que ésta propuesta sea eficaz es preciso tener controlada la delincuencia, debe haber seguridad, la certeza de que encontrarás tu bici donde la dejaste al final de la jornada.




    En los edificios existen dispositivos ahorradores de energía, es decir, las luces se encienden al abrirse las puertas y luego de un tiempo se apagan. Cosa que es difícil lograr con la calefacción en invierno.

    Hay además un uso muy extendido de pocetas que ahorran agua a través de un sistema dual de flujos de agua, ambos con mucha presión para garantizar una buena limpieza. Si se requiere un flujo menor se presiona el circulo interior que es más pequeño, y el grande y exterior para mayor salida de agua.



     
     Las regulaciones legales prohíben a las empresas desechar efluentes al aire o al agua, de hecho el Danubio es un lago espectacular, muy limpio. En él se puede pescar y nunca faltan cisnes, blancos y negros en sus aguas. De hecho, tanto adultos como niños se echan su chapuzón allí  en el verano.


    A donde quiera que vayas encontrarás contenedores cuidadosamente diseñados para reciclar los desperdicios. Este modelo se encuentra en algunos lugares de la ciudad y en los aeropuertos de Austria y Alemania. Otros menos sofisticados, elaborados con plástico reciclado, son más populares en los vecindarios.


    En el automercado (me refiero específicamente al BILLA) debes llevar la bolsa de tu casa, o comprar una reciclable y duradera al momento de la compra. De esta manera se ahorra la producción en exceso de bolsas de papel y plástico, originandose menos desechos.


     
    Por último el estado regala a sus ciudadanos caramelos de vitamina C, para mantenerlos sanos al 100 por 100. Y no temo exagerar si estimo que hay muchas cosas que se encontrarían por allí si se explorara más de cerca la ciudad. Lo mejor es que Viena encuentra la plena colaboración de sus ciudadanos, por lo que tanto habitantes como turístas pueden disfrutar de una ciudad limpia, muy a pesar de los carruajes que la recorren impulsados por caballos y cocheros.



    Viena, nunca dejará de sorprenderme.




    Un abrazo al compás del Vals,
    MARTINA

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