Hoy simplemente paso por aquí a saludarles, he estado un poco atareada estos dias tratando de llevar sonrisas y muchas esperanzas a una amiga, entre otra serie de ocupaciones, pero nada de eso era razón suficiente para dejarlos solitos este martes.
Simplemente quería decirles a ustedes, lo que siempre le digo a ella: sonrían, la risa ilumina hasta el más oscuro sendero. Al sonreir, mostramos la esperanza que tenemos en el futuro. Si somos felices estaremos sanos; nuestras defensas corporales bajan cuando nos entristecemos.
Una vez conocí a una persona muy enigmática, lo era pues siempre estaba muy relajada y sonriente. Un dia le diagnosticaron una enfermedad terminal, y se depremió por un momento. Sin embargo, por extraño que parezca, se le veía feliz el dia de su operación, aquel semblante sereno y sonriente no había desaparecido. Pasó por momentos muy difíciles, tanto que a veces lloraba...como todos lo hacemos alguna vez cuando nos sentimos impotentes, es parte de la vida. Pero ella tenía confianza en el futuro y eso le daba fuerzas para seguir adelante, para luchar por la vida y por esa sonrisa que fortalecía su cuerpo.

Dios le había dado muchas cosas, dinero, viajes, una hermosa familia...pero nunca había sido tan feliz como cuando aprendió a compartir su tiempo, su alegría de vivir y su fortaleza con los que la rodeaban. Ella no murió, los médicos diagnosticaron una recuperación casi milagrosa, y aún sigue aprendiéndo de la vida.
Un beso y cuidense mucho,
Martina.