Como bien sugirió Saturnino, hoy les escribo acerca del carnaval venezolano. Pero antes permitanme hablarles un poco sobre su significado.
El Carnaval es una fiesta que se celebra tres días antes del Miércoles de Ceniza, con el cual se inicia el periodo de Cuaresma. Fue concebido como una especie de catarsis colectiva, en donde las personas se entregan a todos los placeres de la carne antes de entrar al rígido espacio de purificación de los cuarenta días previos a la Semana Santa. De allí que su nombre se derive del latín carnen levare, que significa elevar la carne.
En Venezuela, esta celebración comienza con la conquista española, pues en Europa, dichas fiestas se remontan a las lejanas épocas Medievales y hasta del Imperio Romano. Se adopta el uso de disfraces y máscaras, cuya función era esconder la identidad de las personas y garantizarles el pleno disfrute de las fiestas. También se hizo muy común el jugar con agua y otras sustancias como harina, huevos y azulillo; aunque otras inclinaron sus preferencias (menos agresivas) hacia el papelillo, los caramelos y hasta las monedas. Los niños en las calles solían gritar "aquí es, aquí es", para recibir los dulces, que las personas lanzaban a su paso. Dentro de las modalidades del juego con agua tenemos, el lanzamiento de bombitas de agua, baño con tobo y baño con manguera. También es legítimo mencionar aquí a las populares y divertidas "negritas" de finales de los años cincuenta, completamente desinhibidas, pues el disfráz las cubría completamente, de la cabeza a los pies, y sólo los ojos quedaban al descubierto. Por lo general usaban faldas cortas de colores, se colocaban collares y pulseras, y adornaban su cabeza con una pañoleta. Más de uno se llevó la sorpresa de saber que con quien habían estado bailado toda la noche era un hombre. No faltaban las carrozas, los bailes populares, los concursos de disfraces y la elección de la reina de carnaval por parroquias.
Estos rasgos generales se ven salpicados de matices muy particulares que surgen en ciertas regiones, entre las cuales son dignas de mencionar el Carnaval del Callao, en el Estado Bolívar, con sus disfraces de madama y diablo mediopinto, y de donde proviene la música más popular de nuestros carnavales: el Calipso. El Carnaval de Carúpano, en el Estado Sucre, con sus fastuosos desfiles y carrozas, en dónde los homosexuales ocupan un lugar privilegiado. El carnaval de Mérida, en dónde se celebra la Feria del Sol, con fiestas taurinas. Los carnavales zulianos con sus viejitos y mamarrachos. Por último, los Carnavales de la Colonia Tovar, en el Estado Aragua, con sus remembranzas germanas: sus "Gorilas y Jokilis". Los Gorilas se esconden para asustar a los transeúntes incáutos, y los Jokilis (personaje que surge en 1782 en Alemania) golpean a las personas curiosas y a las que se han portado mal durante el año con su vara de madera tallada, en cuyo extremo se advierte una vejiga de cochino inflada.
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Les envío todo el amor que emana del universo,
Martina.