Carla Van Vien pide ayuda

    Han pasado varios días desde que Carla llegó a la panadería “El Cacho Caliente” y ningún cliente parece extrañar los benditos cachitos de hojaldre que tanto gustan a su jefe. Entonces se le ocurrió una idea…
    -  Aló. Hola Camacho, cuanto tiempo. ¿Cómo está el movimiento?
    -  El de caderas muy bien,  con ese CD de  Tego Calderon que nos trajo Perozo. ¿Y tú mi reina, dónde estás metida?  Estas jubilada.
    -  Ay Camacho, no puedo hablar mucho porque me van a pillar. Necesito que me hagas un favor de pana.
    -  Si va, el que quieras mi reina, pida por esa boquita.
    - Escúchame bien, necesito que te vengas pero ya, ya mismo Camacho. Yo estoy en la panadería “El Cacho Caliente”. Pero una cosa te voy a decir, cuando llegues te haces el loco, tú no me conoces, ¿okey?
    -  ¿Y entonces? ¿Qué voy a hacer por allá?
    -  Bueno, fácil, simplemente pregunta por los cachitos de hojaldre como si tu hambre feroz solo se quita con ellos. Y si hace falta, armas un peo. ¿Me oíste Camachito?
    - Perdona mi curiosidad ¿y eso para qué?
    - ¿Cómo que para qué Camacho? ¡Necesito tener una escusa para preguntar por los cachitos esos! Me muero de aburrimiento aquí metida sin poder hacer nada. Ayúdame vale.
    - Está bien mamita, deja que me tome esta polarcita y me voy para allá, ¿sí?
    -  No, no Camacho, tiene que ser ya. El dueño de la panadería se va en una hora y no va a regresar hasta mañana. Si no está él, ¿a quien le voy a preguntar por los cachitos?
    - ¿En una hora? Te volviste loca vale, eso es imposible, yo estoy muy lejos, y con las trancas que se arman en esta ciudad no llego.
    - Ay Camacho, no llegaras en ese cacharrito que tú tienes, pero si agarras una moto taxi la cosa cambia. ¿No me digas que no tienes real para agarrar una moto taxi?
    -   Está bien pues, ya voy para allá, tranquila; si me tardo, le das unos besitos al portugués en el sobaco para que me lo entretengas mientras llego.

Total Pageviews