HUESOS, BUÑUELOS, CASTAÑAS, CALABAZAS, LISTAS Y TONTAS.




    ¡¡¡Qué memoria!!! me dejó Mª Eugenia un tema para esta semana y se me ha olvidado.
    Así que esté que traigo, me lo ha propuesto Oliva.
    Los dulces de estos días.
    De peque me revolvía eso de las gastronomías típicas de cada celebración. Pero ahora, de sereno (que viejo tampoco es que esté, ¡coñe!) me encanta comerme lo que corresponde en su tiempo, todo como dios manda.

    Así que rebuscando, rebuscando...

    Esto de la Fiestas de los Santos, viene, como casi todas las religiosas, de antes del cristianismo: una mezcla de celtas y druidas que celebraban su final de año y última cosecha y la de los romanos, que celebraban un día dedicado a sus muertos... Así que con el tiempo la Iglesia puso en esos días la fiesta de todos los santos y la de los difuntos.

    Los celtas tenían una tradición: colocar velas dentro de nabos huecos para que los espíritus supieran el camino que seguir y que no se les colaran en sus casas. Los irlandeses se llevaron la tradición a los estados unidos, aunque se dejaron los nabos y cogieron calabazas, más abundantes.

    Y con esto, explicado el primer misterio.

    A por el segundo.

    Al parecer la receta y el gusto por los buñuelos nos los debieron pasar los árabes en sus largos años de estancia por estas tierras. También al parecer ya en tiempos de critiandades era oficio de moros el vender por las calles buñuelos y otros manjares. Cuando a estos se les echaron de esta su tierra por eso de que España debía ser una y católica, el oficio de la venta por las calles de buñuelos y dulces pasó a ser trabajo de gitanos.
    Con el tiempo los buñuelos pasaron a ser dulces degustados en varias fiestas de carácter religioso, en algunas zonas de España en la cuaresma y en otras en el día de todos los Santos.
    Parece que esta afición de santificar las fiestas con buñuelos tiene su aquel, y es que con ellos, con los buñuelos bien esponjosos se dejaba bien claro que nada tenía que ver con las fiestas de los judios, que usaban plan ácimo (sin levadura).


    De los huesos de santos no he logrado saber de dónde proceden. Puede que de Madrid, pero está claro que se extendió por toda Castilla. Y parace que tiene su sentido por estos días, ya que es ahora cuando se acaban de recoger las últimas almendras, y de ahí este mañapán macabro, con forma de huesito con su tuétano sabrositoooo.... ¡¡mmm!!.


    Como antigua forma de pasar en buen estado la vigilia del dia de los Santos, se festejan en este día los calbotes, magosto, castañada o como se quiera decir en cada zona la fiestas de la castaña. En su versión más urbana, los de la ciudad, nos tenemos que confornar con la apertura de los puestos de castañas asadas.


    Y las listas y las tontas no sé si tendrán que ver en estas fechas pero yo siempre las tomaba de pequeño en los puestos de estas pastas que ponían en la entrada del cementerio... anda que no hacen que no las he vuelto a catar.


    Terminando esta entrada hablo con Solecito sobre los manjares que toman ellos en méxico en estos dias: se comen las calaveras dulces, con su nombre escritos en ellas. Como ya le dije, que poco civilizado, nosotros solo nos comemos los huesos alargados, pero no las calaveras, jeje



    Y para terminar una imagen gentileza de Solecito...




    ... y unas imágenes del cementerio de Ávila, que a mí me parece particularmente bonito. Viene muy bien descrito en la primera novela de Delibes, la sombra del ciprés es alargada.






    Feliz sábado, sabadete (más uno).... se me comporten


    Saturnino

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