La mirada hacia un “Agosto interminable”.

    Una de estas noches pasadas, estaba yo sentada en un lugar pequeño y acogedor, compartiendo un vodka con limón con Gabriela Rosas, una joven poeta venezolana. Caracas, una brisa fresca, las estrellas arriba y una vela encendida iluminando nuestra mesa. Al entrar en contacto con ella me di cuenta que entre nosotras existían muchas afinidades, esto me sorprendió. Esa noche recibí de sus manos un libro que publicó con el Grupo Editorial Eclepsidra: “Agosto interminable”. Las palabras parecen pequeñas para describirla: abierta, amorosa, profunda… pero echando un vistazo a su obra, es posible conocerla bien, porque allí desnuda su alma. Hoy quiero compartir un poco de ella con ustedes, y para ello he seleccionado algunos fragmentos del libro que han roído mi piel:

    “Lanzas una piedra
     Luego otra
     Tus párpados luchan en el borde de mi boca
     Colocas tenedores en la almohada
     Agua caliente en los rincones
     Cintas negras para atarme a tu cuerpo
     La oreja es derecha para escucharte
     Las palabras cuando es tarde ya no tienen ventaja.”

    “Pude verlo caminar
     Al otro lado de la calle
     De puntillas
     Con los huesos hechos de pura nostalgia
    Me avergüenza el amor
    Que no se entrega todo.”

    “Agosto ya no duele
    Somos de siempre y de plomo
    Si te quedas conmigo dame más que tu suerte.”

     Gabriela Rosas. Agosto interminable, 2008.

    En este libro maravilloso Gabriela comparte su “Agosto”, el que también fue mi agosto, y el de millones de “otras”, que alguna vez, experimentaron la embestida de una separación. La libertad de sus versos, cortan nuestras sogas.
    Besos para todos,
    Martina.

Total Pageviews