Aquí cada cual, que corra con su presentación, que es cosa suya.
Pero para abrir la página no está mal traer las fotos de un rinconcillo del mundo.
Salamanca, ciudad canalla y amable como las haya.
Plaza del Corrillo, lugar de sentada de muchos y de paso de la mayoria (en mis tiempos mozos con el sobrenombre de Plaza del Porrillo, no se me alcanza a saber el porqué).
Entre sus viejísimas escaleras y limitando unos irregulares soportales unas columnas también de su padre y de su madre coronadas por unos pequeños capiteles que fácilmente pasan desapercibidos.
Siete figuras, siete días de la semana, siete planetas, descolocados, desorbitados.
Nos dedican desde siempre esta plaza a nosotros, a los días de la semana, a los siete astros.
Ahí van las fotos como primer albun de familia
Pero para abrir la página no está mal traer las fotos de un rinconcillo del mundo.
Salamanca, ciudad canalla y amable como las haya.
Plaza del Corrillo, lugar de sentada de muchos y de paso de la mayoria (en mis tiempos mozos con el sobrenombre de Plaza del Porrillo, no se me alcanza a saber el porqué).
Entre sus viejísimas escaleras y limitando unos irregulares soportales unas columnas también de su padre y de su madre coronadas por unos pequeños capiteles que fácilmente pasan desapercibidos.
Siete figuras, siete días de la semana, siete planetas, descolocados, desorbitados.
Nos dedican desde siempre esta plaza a nosotros, a los días de la semana, a los siete astros.
Ahí van las fotos como primer albun de familia
La susodicha plaza del Corrillo, la susodicha columnata, los susodichos capiteles... por cierto, en esta plaza bien se podría situar la última escena de Lazarillo despidiéndose de su amo el ciego, por las bravas, tras hacerle romper la crisma al ciego contra una de estas columnas