SOLO HAY UNA SALIDA: SER SOBERANOS DE NUESTROS ACTOS

    Hace unos días me pasó Mª Eugenia un vídeo de un experimento que ya viejo, de hace unos 50 años: el experimento de Milgram.
    Quizá por viejo, ya se esté olvidando. Sin embargo me parece crucial el que todo el mundo sepa de él, que no se pierda.

    Supongo que todos nos hemos preguntado que siente un terrorista. Un terrorista musulmán, un terrorista etarra. O más allá, que siente un soldado. Y más todavía qué siente un soldado que participa en una gigantesca masacre.

    Me imagino, que algunos de ellos es tal el adoctrinamiento y el lavado de cerebro que pueden ir a otro país (vease Irak) y pueda dedicarse a producir más y más muertos o pueda torturar a la población por puro odio.
    Pero son mucho, muchísimos los soldados normales, no psicópatas, que hacen las mismas barbaridades. Cómo es posible vivir con uno mismo tras una masacre.
    Algunos no lo logran, como el aviador que lanzó la primera bomba nuclear sobre Japón, que se suicidó.

    Y curioso, cuanto más gigantesca sea la masacre y más desde "lejos" se haga, menos remordimiento. Resulta entonces que quien abra en canal a una persona puede tener más remordimiento que quien lance una bomba H (por cierto, que anquilosado me he quedado... a saber por que letra de bomba van ahora).

    ¿Cómo fue posible que prácticamente todo el pueblo alemán, no todo loco, siguiera a un loco y masacrara, entre otras salvajadas, de forma sistemática a 6.000.000 de personas?

    Una respuesta la da este experimento: la obediencia.

    El sentimiento de obediencia, aplasta otro sentimiento: el de la responsabilidad.
    El "porque me lo mandan" funciona en nuestro interior como un fuerte detergente que limpia todo rasgo de remordimiento y prudencia.
    El "no sólo he sido yo, también lo hicieron los demás" lejos de multiplicar el grado de responsabilidad entre todos los que participaron y no lo impidieron, actúa como un divisor de culpa y en algunos casos la divide a fracciones centesimales, con lo que no nos impide afrontar un buen sueño.

    Bueno, menos rollos y mirad el vídeo. Es larguito, pero, sinceramente, creo que es obligado verlo para quien no lo conozca.



    Y ante esto sólo cabe una salida, un nuevo sentimiento, una nueva moral: todos y cada uno somos soberanos y responsables de nuestros actos y nuestras omisiones (eso es la verdadera democracia, y no la conceder nuestra responsabilidad a un representante cada cuatro años) y aún más allá, todos somos corresponsables por acción u omisión de los actos de nuestros colectivos: sino, este mundo no tiene escapatoria.

    Y pidiendo disculpas por el sermón:

    Feliz sábado, sabadete... se me comporten

    SATURNINO

    Os dejo en los vídeos de la columna de la derecha algunos otros experimentos psicológicos (por supuesto hasta que alguien los cambie)

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